29.12.15

De letras que destierras

Siempre he pensado que 
la explicación mata al arte,
pero
no pienses que soy niña
                                    loca
                   enamoradiza.

Porque te cuento:
me es tan fácil escribirle al amor
como a la soledad.
Porque no olvides:
la pena vino siempre 
de la mano del romanticismo.

Sí, esta es una de cal por tantas de arena.
Así que no te ofendas
si una vez hablo de lo suave que es tu pelo
y otra de algo odioso 
que te encontraré algún día. 

Que nunca serás el primero, 
pero a veces eres 
-cómo decirlo-
como ver llover y abrir la boca 
a pesar del pánico a morir ahogada. 

Y tampoco nunca serás el único,
aunque tenga que fingir que no estás detrás 
de cada una de mis sonrisas 
que le brindo a cualquiera.

Por último aviso

que tengo un nudo de contradicciones 
tan grande que
empiezo de cero, o
me agarro más fuerte.
Así que espero
que no estemos hechos
de cuerda floja. 




27.12.15

Peleas sin cama, no estoy interesada

La primera vez que te vi en la estación 
fuiste como esos primeros violines de Lovely Day.
Me acerqué con la inocencia de quien no sabe 
que un segundo más tarde,  
justo con la sintonía de tu sonrisa, 
serías el romper de batería de esa bonita canción

No sé cuántas horas hacía que te conocía 
pero créeme cuando te digo que en aquel atardecer,
mirarnos a los ojos fue algo así como volver a casa,
después de venir totalmente abatida 
por perder cada una de las batallas 
de mi guerra con la vida.

Era imposible caminar contigo en territorio hostil, 
pero joder,
acababas de iniciar la mayor revolución primaveral
en pleno otoño.
Y por alguna razón, 
creí que la paz tenía algo que ver contigo
cuando te vi caer dormido al otro lado de la almohada.

Así que por mucha pelea que quieras,
lo siento cielo, pero;
tú eres demasiado bonito
y yo demasiado enamorada.




24.12.15

Entonces, otoño se fue

Ya te habrás dado cuenta
que un día estoy en calma,
y al siguiente, 
revuelta. 
Como la mar que un día vimos
juntos,
entre susurros de la gran ciudad, amor, que nos bailaba.

Otro tren que se marcha,
dirección contraria a un nuevo recuerdo.
Ahora recordarte 
es lo único que puedo hacernos.
Pero yo solo pienso que 
ojalá 
huir significase ir a buscarte.

Pero yo me voy,
y tú,
bastante que te quedas.

Y te encuentro
entre sístole y diástole,
porque cariño: te has convertido en un reto precioso.
Uno que me hace ser mejor 
de lo que yo sabría hacerlo.
Aunque me confieso perdida
cuando tu sonrisa no está para guiar mi Norte.

Dime que vas a volver
un día de estos de invierno.
Un día de lluvia o de sol. 
Una noche o unas cuantas.
O un día que quieras recuperar
todos los besos pendientes,
que te esperan en 
mi boca.




3.10.15

Ojalá pasado todo

Ni siquiera se merece que escriba sobre ello, sin embargo 
le quiero. 
Aunque ni me acuerde. Ni sea otra cosa en la que piense. 

Nunca he aprendido de ninguna bofetada y sé que no aprenderé de esta. 

Pero me estoy acostumbrando a tener dos caras: 
la de la persona que me gustaría mantener ser por la noche, 

la que la noche me envenena.

Son tantas las lágrimas que ni me creo débil, 

tan sólo quebrada.
Por la vida, la experiencia y 
sus memorias en mi cabeza. 
Pero hombres siguen pasando por mi cama, 
suma y sigue 
y ninguno 
a su recuerdo le resta importancia. 
Les echo 
y a ninguno 
les vuelvo a coger las llamadas. 
Supongo que es porque ya no me da la gana fingir que soy feliz 
al lado de una cara extraña.

Me olvido de haber sido engañada una y otra vez, 

por mí misma. 
Me olvido que le odio, 
me olvido que me quiero. 
Pero no soy capaz de olvidarme de nosotros.

Aunque

                        nosotros 
vuelva a ser otra mentira.



27.5.15

Amanece en una hora

Dos máquinas del tiempo viajan hasta lugares llenos de silencio. Allí, se confiesan preguntas como respuesta a cuestiones que sólo alumbran por la noche. Una noche que se entretiene jugando a hacerse de día, y el tiempo de sueño se muda a la realidad de tres cosas imposibles.

Un puñado de arena abarca mucho siendo uno. Como la mezcla de agua, azúcar y limón que hasta el chef más amateur sabe que simplifica una limonada. La relatividad de lo que ocurre es tan copiosa que ignora la repercusión de no amparar el trecho. Sin embargo, cada vez el punto de vista está tan alto que nadie más les alcanza.

Una vuelta por las palabras fugitivas que rondaban perdidas y, no quieren olvidar su nombre.