29.12.15

De letras que destierras

Siempre he pensado que 
la explicación mata al arte,
pero
no pienses que soy niña
                                    loca
                   enamoradiza.

Porque te cuento:
me es tan fácil escribirle al amor
como a la soledad.
Porque no olvides:
la pena vino siempre 
de la mano del romanticismo.

Sí, esta es una de cal por tantas de arena.
Así que no te ofendas
si una vez hablo de lo suave que es tu pelo
y otra de algo odioso 
que te encontraré algún día. 

Que nunca serás el primero, 
pero a veces eres 
-cómo decirlo-
como ver llover y abrir la boca 
a pesar del pánico a morir ahogada. 

Y tampoco nunca serás el único,
aunque tenga que fingir que no estás detrás 
de cada una de mis sonrisas 
que le brindo a cualquiera.

Por último aviso

que tengo un nudo de contradicciones 
tan grande que
empiezo de cero, o
me agarro más fuerte.
Así que espero
que no estemos hechos
de cuerda floja. 




1 comentario:

  1. Él no quería ser el primero, tampoco quería distinguidas y alabadoras palabras.
    Él pasó de la frustración a la diversión cuando ella sacaba a relucir todo su odio. Ello le provocaba una picarona sonrisa, a lo que ella respondía con más ira. Al final todo se arreglaba con una profunda sesión en el diván que acababa con una visita turística por el Edén.
    Pero ella era especial para él, y él solo quería una cosa: ser especial para ella.
    Y esa era la cuerda que les sostenía firmemente.

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