Antes de irnos quiero que entiendas
que contigo nunca tuve prisa,
pero me agobiaron tus excusas,
tus besos por compromiso,
tu
no-querer-estar
a-solas
conmigo.
Porque mi papel siempre fue observarte de lejos,
estuviera donde fuera.
Como fue entenderte,
y así, provoqué la
despedida
que venias pidiendo desde hace tiempo.
Lo tendría que haber dicho antes
pero
quería ver cuánto eras
capaz de
aguantar/te/me/nos.
Ya no hay volumen que me suba la emoción
porque fuiste más un secreto
que una realidad.
Aunque es verdad que bebiste un poco de lluvia
y llegaste a entrar en
mis charcos,
como es verdad que lo hiciste para ahogarme en ellos.
¿Sabes? Pudimos,
y aunque no fuimos
siempre seremos
-ojalá entiendas eso-.
Te di barra libre de cariño
y me dejaste con sed.
Y muchas veces pensaba que ojalá
mi espacio
se redujera contigo y
tu tiempo
fuera más grande por mí.
Que ojalá tu escapada fuese
venir a verme,
y ojalá la batalla hubiese sido
arrancarte las penas con mis bragas.
Pero ahora pienso que sólo eres verdad
cuando eres silencio.
Así que Tú
que puedes decir adiós,
escucha:
Te has ido, y sí que ha brillado el sol.