24.8.14

Aguas turbias

Un libro viejo guarda en mi mesa los sueños que recito cada día, y por la noche, las palabras y el silencio me salvan de la tristeza. De la verdad que ahogaría a cualquiera. Qué sencillo cuando no hay adversidades que afrontar, pero qué aburrido es no tener vida. 

Una vez más todo es humo que se escapa, todo vuelve a ser nada y vuelta a empezar. Un principio que empiece por el postre, y que nunca sea tan merecido. Ya no cuesta distinguir la realidad, por eso duele. No quiero salir de la cama porque es el único sitio donde me permito llorar. 

Lo de siempre; soledad, arte y amor... por los que nunca se rinden. Valientes que sonríen como si supieran lo que hacen. Me gustaría ser la nieve_ que primero va al río y acaba en el mar. Ser parte de algo más que de una misma. Amaestrar las experiencias, los errores y por fin, saber cómo ganar.

Quizá algún día, y quizá pronto.




23.8.14

All right

A ritmo de un tango con acento argentino, se acabó parando en Vancouver. Canadá es tan grande que consiguieron encontrarse. No hace falta golosinas para endulzar la cuenta atrás de las diez. Dos minutos así, son suficientes para hacer creer que escribir es fácil. 

Que cualquier cosa es fácil y que todo irá bien. Porque si no se trata de combinar una camiseta rosa, ¿qué puede ser difícil? Nada de lo que sonríes, se sonríe dos veces como la primera vez. Excepto.

El ausente alcohol de la copa de frambuesa hizo descubrir historias nunca antes escuchadas. Pero como dicen, "lo que digas en San Francisco, se queda en San Francisco". Bueno, lo que digas o lo que hagas, en la calle San Francisco o en cualquier parte, se queda en la memoria. O como mucho, en un texto sin leer como este.


Hay personas que sin hacer nada te hacen sentir todo; yo conozco a una.