No se lo digas a nadie, pero sonaba Nuvole bianche* de fondo cuando, entre sol y sombra, se volvió a perder la noción del tiempo. Créeme cuando digo que no existía mejor lugar para descifrar el viento. Ni mejor persona para volver a sentir compañía después de tanto.
Sin embargo, no saber mostrar una versión distinta de sí misma, resultó ser un peligro problema. Tan sencilla como compleja. Pero tan curiosa como transparente. Es difícil hallar escondite si saben leerte la mirada. Pero más difícil es saber lo que se lee cuando no se sabe lo que se está escribiendo.
No se lo digas a nadie, pero.
Digamos que no existe equilibrio, que ni el yin ni el yang se están buscando. No es necesario, pero las fuerzas del sino las consigue atraer. Entonces se produce un cambio, en el cual una influye sobre otra aunque se desconozca la razón. Aunque no haya nada planeado.
Digamos que el yin no es negro sino blanco, y que el yang se convierte en rosa; por ejemplo. Nada de eso importa para entender que importa. Pero un color se descubre en el otro y sin querer -de nuevo-, se rinden pleitesía. Hasta que penden en el muro del respeto mutuo y subestiman al Status Quo.
Y una vez ocurrido esto, es difícil olvidar.
Rodeada de tanta gente, de tantas idas y venidas,
ella sólo quiere un café.
Durante una hora.
Para una charla.
Con un amigo.
Quiere aprender a perder el tiempo, como nunca antes lo ha hecho. Y es que de tanta gente, todavía no hay nadie dispuesto a quedarse un rato más.
Dedicada a esto y a lo otro, a este y para aquel. En definitiva, dedicada poco a ella misma. Porque jugar a acelerar el tiempo no hace percibir menos. Igual que soñar despierta no hace recrear la realidad. Ni siquiera construir nuevos caminos le hace volver a casa en compañía.
No quiere sentirse sola, pero lo cierto es que la felicidad no le dicta palabras de poeta.
Vuelve a ser la noche de un día cualquiera, de un día más y un día menos. Vuelve a llamar la curiosidad, como siempre, con más preguntas que respuestas. Vuelve el no querer dormir por estar aquí de vuelta; y es que, vuelve a escribirse lo que la voz silencia.
Desde algún lugar se está leyendo que locos son aquellos que no entienden la locura. Que estar vivo no es lo mismo que estar viviendo. Que nada es un sueño hasta que se cumple. Que el todo y el nada, cambian. Y que la inspiración no es más que un desbloqueo.
Así que por todo ello, dicen que se ha vuelto.