
Durante una hora.
Para una charla.
Con un amigo.
Quiere aprender a perder el tiempo, como nunca antes lo ha hecho. Y es que de tanta gente, todavía no hay nadie dispuesto a quedarse un rato más.
Dedicada a esto y a lo otro, a este y para aquel. En definitiva, dedicada poco a ella misma. Porque jugar a acelerar el tiempo no hace percibir menos. Igual que soñar despierta no hace recrear la realidad. Ni siquiera construir nuevos caminos le hace volver a casa en compañía.
No quiere sentirse sola, pero lo cierto es que la felicidad no le dicta palabras de poeta.
Me encanta^^
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