10.6.14

.Á ti.

No era lo mismo, pero era lo más próximo a todo aquello que por tantos años había imaginado. Pudo viajar al pasado sin moverse de la cama durante seis horas, o tal vez una, porque cuando viajas por el tiempo, éste se pierde. Ya era hora de perder tan poco. Acostumbrada a perderle, a perder las batallas, los años, los sueños... Ya era hora de perder el secreto.

Un secreto compartido desde que nacieron. Él, el primero de todos, incluso, el único. Cuántas veces se habrá escrito su nombre en diarios y libros de texto, cuántas veces se ha sufrido en silencio, cuántas veces tantas cosas sin ningún beso... Casi tantas como tanta inocencia y pureza de un amor de verano, primavera, otoño e invierno. De años completos. Un amor desde siempre, sin conocerlo.

Siempre creyó que huía por miedo a ser la única en sentirlo, una cobarde que hubiera esperado lo que hiciese falta si hubiera sabido que era recíproco. Lo único que quería era demostrar lo que sentía, y en su lugar, se marchó. Nunca hubo intenciones de volver, cuando se huye es para siempre, pero nunca se había sentido tan querida al estar de nuevo. Tan queridos sin saberlo, sin creérselo. Incluso aún le resulta extraño. Y familiar. Y cálido. Y...

Sin poder parar de sonreír y sin poder parar de llorar. Como antaño. Como una niña con sonrisa de ángelito, y con punto al principio de su nombre. Así, como siempre le quiso. Así, le regaló el sentido de toda su vida. Así, le echa de menos. Al menos, al tiempo que ahora sabe que compartieron. No era lo mismo, pero por fin un amanecer juntos.

Historias, 
la suya.  

La más bonita.


                                                                                                        Gracias.









1 comentario:

  1. ¡Cuanto de nostalgia, de dolor y cuanto de vida en estas letras!... Tu vida , mi vida, la vida de todos está llena de adioses y bienvenidas.
    con tu permiso me he hecho seguidora de tu blog

    Besito volado

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