23.8.14

All right

A ritmo de un tango con acento argentino, se acabó parando en Vancouver. Canadá es tan grande que consiguieron encontrarse. No hace falta golosinas para endulzar la cuenta atrás de las diez. Dos minutos así, son suficientes para hacer creer que escribir es fácil. 

Que cualquier cosa es fácil y que todo irá bien. Porque si no se trata de combinar una camiseta rosa, ¿qué puede ser difícil? Nada de lo que sonríes, se sonríe dos veces como la primera vez. Excepto.

El ausente alcohol de la copa de frambuesa hizo descubrir historias nunca antes escuchadas. Pero como dicen, "lo que digas en San Francisco, se queda en San Francisco". Bueno, lo que digas o lo que hagas, en la calle San Francisco o en cualquier parte, se queda en la memoria. O como mucho, en un texto sin leer como este.


Hay personas que sin hacer nada te hacen sentir todo; yo conozco a una.



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