18.5.14

consuVida

La vida, la mejor amiga. Sólo ella puede darte las mayores razones para querer acompañarla en cualquier aventura; por loca que sea, por lejos que esté. Da tantas sorpresas, que hasta parece que vivimos de verdad. Hasta parece que nada es un sueño, y que por vivir somos felices. Y es que a veces sí. También a veces, ya no sabes a quién dar gracias por ser amiga de la vida. Te entregas a ella totalmente enamorada y sin miedo. Porque hay días que no puedes creer en la suerte que te da. Esos días en los que todo, absolutamente todo, merece la pena.

La vida, la peor enemiga. La única capaz de quitarte todo si se va. A veces es tan traicionera que te dan ganas de enfadarte. Sobre todo cuando la vida te abandona por la muerte. Y te enfadas, claro que sí. Porque a nadie le gusta no decir adiós a quien la vida se lleva; ni ser golpeada, ni sentir tanto dolor. Pero, ni siquiera el peor de los enfados le hace pedirte perdón. Y ya no sabes a quién maldecir por sentir tal traición en el estómago. Ya no sabes nada, mas que algún día, cuando te reconcilies y la perdones, volverá a hacerte lo mismo. El día que menos te lo esperes; el día que nada, absolutamente nada, merecerá la pena.



Vida de luto con días de enfado. 





Lo siento.

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