6.4.16

Le conocí con 29 espinas en la espalda y hoy son 35 rosas sin flor

Desde que se fue todo es un desastre.
Es verdad que casi
se me olvida su forma de mirarme
pero eso es lo de menos 
cuando su nombre daba sentido al caos
que he sido siempre 
guardada 
durante cinco años.

Hoy que

llegan nuestras risas con un día de retraso
y sus recuerdos con ocho meses de mi pérdida, 
será pronto 
para decir que yo lo veo tarde 
para ser un amor para toda la vida 
que no era para tanto.
Aunque fue 
lo nunca antes -ni después- 
jamás repetible.
Eso sí. 

Porque no recuerdo en la Historia
un amor más doloroso que el suyo.
Ni un día más bonito y triste que la madrugada de su adiós.
Y aún así, 
marcharse fue lo mejor que podía haberme pasado.
En serio.
Porque el amor es capaz de ahogarte 
en un desierto abandonado.

Desde que se fue

las primaveras florecen en invierno 
y yo me dejo dormir en cualquier brazo
para dejarme enamorar de cualquier capullo
y no me reconozco 
de lo vacía que estoy; 
de lo buena que parezco. 

Porque desde entonces me reencuentro
cuando me consiento escapar en noches como esta
que no sé si escupo alcohol u odio.
Que no sé, ni quiera, si se lo digo a quien merece
o debería contármelo al espejo.
Me escapo para volver a ser la mujer
que le prometí que jamás sería.

Pero no es mi culpa 

saber hacer mejor las cosas malas 
que las correctas.
Y juro que lo he intentado
y juro que he fracasado
porque al fin y al cabo,
el bueno de los dos 
siempre fue él.








1 comentario:

  1. Si las primaveras florecen en invierno la culpa no es más que del calentamiento global. El mismo calentamiento global que hallo en mí al recordar. Porque recordar no es más que decirle al precioso tiempo "te desperdicio". Puede que desperdiciar al tiempo sea innovador a la larga, pero también puede ser innovador darle la vuelta a la situación y ser uno mismo el capullo. El capullo que florecerá en invierno.

    PD - Maravillosa clase de ignorancia botánica por mi parte.

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