Miré al cielo y mi pelo se soltó,
y desde entonces
creo que me dejé el corazón en Marte
y que su pulso se expande hasta aquí.
Porque hay música en mi piel
y cada noche un instrumento
dirige el concierto de emociones frustradas,
dolidas,
vivas.
Respiré hondo y me empaché de soledad,
y desde entonces
pienso que no soy suficiente
y que a la vez me vengo grande.
Porque quiero vivir alto
para ver lo ancho de mi aspiración
pero tengo miedo a las alturas
y me conformo con pegar un salto,
de mi cama a cualquier otro vacío.
Bailé a solas y entendí qué era el amor,
y desde entonces
admito que tengo horas descongelando
porque no conservo segundos de sobra de ayer.
Porque sigo jugando en mis jardines
como siempre desnuda
y como siempre con las mismas rosas
aunque ahora
con muchas más espinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario