22.2.16

Cuando apareces y no vuelves

Me despierto con el peso de los párpados
sustentando tu nombre,
con las grietas de no haber dormido 
pero 
de haberte soñado. 
Aunque ni me acuerde.

Pero me despierto en taquicardias y sé 
que fuiste tú mi último recuerdo inconsciente.
Porque una vez más, y como siempre,
me quitas el sueño.
Y me azota una realidad dueña de mí,
de nuestra historia en pesadilla.

Mentiría si dijese que no te echo de menos
cuando apareces en momentos inesperados.
En sonrisas de otros, en los que ya no quiero,
en los que te sigo pensando y en los que ya no estás.
Ni estaremos.

Pero a veces -casi siempre-, pienso
que eres ese silencio que ocurre tras un grito
en la intimidad de la naturaleza interna.
Eres ese hueco en el pulmón.
Eres la línea fina que divide lo que me mientes
y lo que puedo aprender de ti. 

Eres, o eras, o seguirás siendo
mi desvelar en madrugada favorito.

A pesar de todo.







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