29.9.14

Me gusta no ponerle título

Una huye de aquello para poder frenar y, en su lugar, todo se intensifica por trece. Cada palabra se vuelve un peligro de ataque, y se olvida por completo la estrategia de defensa porque parece que esta vez no hace falta. Ni si quiera se ha advertido de que si te acercas más, alguien no te dejará marchar. Pero aviso, que no quiero ser traidora.

He parado en un jardín que me hace perderme entre las flores, cantar contando hasta diez y seguir el camino bailando. Una canción por conversación y una carcajada por cada grieta del pasado. Creía que llevaba conmigo la espada pero soy punto muerto contra la pared y mi letargo se interrumpe para darme cuenta de que estamos en la misma cara del prisma; de un cuadrado perfecto.


Un reloj que no caduca nunca que marca una hora de distancia, empieza a soñar con los ojos abiertos.




1 comentario:

  1. Lo mejor suele ser vivir cada momento mientras el tiempo corre a favor...él lo pone todo en su sitio; mientras tanto se disfruta del jardín...

    Besito volado

    ResponderEliminar